lunes, 22 de mayo de 2017

{CUÉNTAME TU HISTORIA} #2: Alexandra Roma --- Hasta que el viento te devuelva la sonrisa

Holaaaaa a todos. Hoy vuelvo por aquí para demostrar que sigo viva, sé que no estoy muy activa últimamente, ninguna lo estamos, pero se acercan los exámenes finales y ya sabéis como nso absorben. Pero eso no quita que hoy os traigamos nueva entrada de nuestra sección CUÉNTAME TÚ HISTORIA. Hoy son dos las invitadas que nos visitan para presentar sus novelas que salen hoy mismo a la venta. Por eso tendréis dos entradas distintas.
La primera en visitarnos es la maravillosa ALEXANDRA ROMA. Además de ser super simpática accedió sin dudar a nuestra petición y hoy no nos visita sola, con ella vienen sus nuevos niños, que hoy echan a volar lejos del nido para ir a parar a nuestros corazones, a nuestras casas para contarnos su historia. ABRIL, SEBÁSTIAN y SAM quieren contarnos un poco que nos encontraremos entre las páginas de HASTA QUE EL VIENTO ME DEVUELVA LA SONRISA, que ha sido galardonada con el premio la Caixa de la editorial PLATAFORMA NEO.

¿Queréis saber que nos ha contado?

¿Qué pasa con la reina del baile cuando termina el instituto?
April lo tenía todo: el chico de sus sueños, una beca para una prestigiosa universidad y un prometedor futuro en Nueva York. Pero a veces la vida golpea y zarandea, y solo hicieron falta dos faros cegadores y un hombre desesperado para que le arrebataran su soñado final de cuento de hadas. Tras el trágico accidente, su presente está en ruinas y April se aferra a los recuerdos y a un futuro incierto. Sin embargo, justo cuando menos se lo espera, regresa un fantasma del pasado. Alguien que se ha roto y recompuesto tantas veces que puede tener la fórmula para que ella también lo logre.


ALEXANDRA ha querido contarnos que significa para ella esta nueva novela y todo lo que sintió al escribirla:

Hasta que el viento te devuelva la sonrisa es la novela más especial que he escrito en mi vida. Dicen que hay una historia en la que todo autor se deja el corazón y en estas casi 600 páginas está el mío. Y lo supe desde que escribí el prólogo.

Llevo diez años escribiendo y sólo hace dos que publico. El resto del tiempo me tuve que enfrentar a los rechazos editoriales, al runrún que me pedía que lo dejase, que sufría demasiado, y mi necesidad de crear historias luchando contra todo. Dar vida a personajes era como el oxígeno que está en el aire, no lo puedes ver, pero sin él no podrías vivir. Cuando tienes el sueño más bonito del mundo tirar la toalla no es una opción. Por eso, cuando mi hada madrina literaria Esther Escoriza me abrió las puertas del paraíso con el primer contrato en Esencia y todos los que vinieron después me bloqueé.

Publicar se convirtió casi en una necesidad y quería escribir una novela comercial, siguiendo las tendencias que se llevaban, continuar hacia delante. La consecuencia fue que no me salía ni una palabra. Comencé como diez libros y no sentí nada en ninguno hasta el punto de que, por primera vez en mi vida, dejé de ponerme detrás del teclado casi medio año. Nunca he aspirado a vivir de esto, para mí dar vida a los personajes es sinónimo de que el tiempo se me pase más deprisa, tener la piel de gallina, el corazón encogido y llevarles conmigo las 24 horas del mundo, si no experimentaba eso, si no disfrutaba, no tenía sentido hacerlo.

Entonces una noche como otra cualquiera, con manta, gata, sofá y la película Los imprevistos del amor, me vino una escena. No entre la pareja protagonista si no entre los dos chicos, Sam y Sebastian. Fue uno de esos momentos que te azota por dentro, que te estremece y que te hace ir corriendo a por el ordenador. No recordaba lo mucho que lo echaba de menos hasta que comencé, con Il Divo sonando de fondo, los dedos golpeando casi con fiereza y las lágrimas recorriendo mi mejilla. Ese día comencé la historia de April creando el prólogo hasta las cuatro de la mañana y cuando lo terminé, con la respiración acelerada y el corazón a flor de piel, supe que los había encontrado, que había tardado y por fin estaban allí. Ellos. Los que me devolvieron la voz.

No sabía lo que me deparaba el futuro. Desconocía que me iba a trasladar a Charleston. Que allí conocería a la chica que bailaba porque le gustaba mover el viento que sus manos. Que vendría Sam. Que vendría Sebastian. Que me tiraría de paracaídas. Que haría mi primer viaje en carretera por Estados Unidos. Que sufriría. Que reiría. Que lloraría. Que me enamoraría como nunca lo había hecho. Y mucho menos que comprobaría en mi propia carne que un abrazo es capaz de cambiar el mundo. El suyo. El mío. Espero que el vuestro.

Lo único que sabía es que volvía a tener ilusión y eso era razón suficiente para contar su historia y para estarles eternamente agradecida. No puedo desvelar nada porque es un libro repleto de spoilers y prefiero que la gente lo descubra. Lo único que te puedo decir es que es una novela en la que los sentimientos traspasan las páginas y se clavan en la piel, en la que se ha quedado mi alma y con la que se dibujó un nuevo color en mi universo. Ese en el que les sigo viendo constantemente a ellos. Mis chicos. Mis sentimientos. Mi aire.

No se vosotros, pero a mí esto ya me ha enamorado por completo. Este pequeño texto, estas palabras, estas frases están rebosantes de sentimientos, de cariño, de amor. Y queda más que palpable que ALEXANDRA nos ha regalado con esta nueva historia un poquito de su alma, de su corazón.

Y también nos ha obsequiado con una pequeña escena:
Me senté en el caballito del viejo carrusel y tú te apoyaste en la barra metálica.
–¿Por qué? ¿Qué tenía de especial? –pregunté.
–Los recuerdos. –Sonreíste y tragaste saliva mientras desviabas la vista hacia arriba–. No sabía quién gobernaba en el país y era capaz de relatarte con todo lujo de detalles cómo mi abuela chillaba cada vez que le veía escalando por los hierros para arreglar alguna atracción. Lo más importante estaba aquí. Ella. Lo único que se resistió a que le abandonase y por lo que merecía la pena escaparse del hospital siempre que tenía la oportunidad, aunque corriese el riesgo de acabar desubicado en mitad de la autopista. –Levantaste la cabeza y me miraste fijamente–. Por eso te he traído aquí. –Titubeaste–. No sé qué te ha dicho mi madre ni qué piensas cuando te pido que ocultemos lo nuestro y me da miedo que saques conclusiones equivocadas. Llevo todo el camino dándole vueltas a cómo explicarte lo que significas para mí y un simple te quiero se me queda corto.–No hace falta que digas nada. Lo sé. Eso es lo mágico. Lo hago.–Y, aun así, necesito hacerlo, pequeña. Necesito que comprendas que esto eres tú para mí. –Señalaste a tu alrededor abarcándolo todo–. Mi sitio de los recuerdos eternos. Mi memoria. Todo lo que me quiero llevar algún día. Todo lo que quiero tener ahora. El lugar al que, como él, siempre regresaré. –Tragué saliva–. Contigo sé que cualquier cosa es posible.
–¿Incluso que nieve en Charleston?–Claro. Algún día nevará para nosotros.
Estoy deseando conocer a ABRIL, SEBÁSTIAN, SAM a todos los que forman y dan vida a la novela y saber si es posible que nieve en Charleston. ¿Y vosotros? ¿Estáis deseando conocer esta nueva historia?

HASTA QUE EL VIENTO TE DEVUELVA LA SONRISA ya está a la venta así que corred a por él.

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