A
veces, el camino que más temes es el que te lleva a casa.
Un solo segundo basta para cambiar toda una vida. Spencer lo sabe muy bien.
Su pasado está lleno de pérdidas que la han ido marcando desde muy niña. Aunque
nunca imaginó que la más trágica de todas ellas llegaría en el mismo instante
que su camino se cruzó con el del chico equivocado.
Han transcurrido casi tres años desde ese fatídico encuentro. Tres años en los
que ha intentando recomponerse, dejando atrás a la chica que una vez fue y de
la que tanto se avergüenza. Y por fin cree haberlo conseguido.
Eric necesita pasar página. Quiere empezar de nuevo, cerca de su familia, y
olvidar todas las mentiras con las que ha crecido. Sin embargo, cuando te has
pasado la vida yendo de un lado a otro sin descanso, establecerse puede
resultar mucho más difícil de lo que en un principio parecía. Y él no deja de
pensar que su lugar está en alguna otra parte muy lejos de Port Pleasant.
Spencer y Eric encajan como dos mitades.
Ella está rota de muchas formas distintas y no permite que nadie se le acerque
demasiado. Él tiene problemas que no está dispuesto a admitir y lo que más teme
es lo que más desea. Aun así, pronto se darán cuenta de que no pueden estar
lejos el uno del otro. Y lo que comienza siendo una amistad, se irá
transformando en otro sentimiento mucho más intenso, incapaz de engañar al
corazón.
Un alma perdida.
Un corazón roto.
A veces, la persona que menos esperas se acaba convirtiendo en la más
importante de tu vida.